Este pintor italiano se formó en la escuela pictórica de su padre Vicenzo que era un buen pintor de interiores para oficializar sus estudios en la famosa Academia de Venecia. A lo largo de su estancia en Florencia entró en contacto con los artistas del Caffè Michelangelo y en 1862 ya formaba parte de la llamada Scuola di Piagentina. Durante su corta vida, Abbati tuvo un primer período de luminosos y sólidos paisajes urbanos para pasar rápidamente a realizar cuadros del natural con sugestivos parajes de la periferia florentina, ciudad donde moriría a causa de la mordedura del un perro rabioso. Una muestra de esta segunda época es esta "Callejuela soleada" (1863).
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